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Retroceder nunca jamás! – Parashá Nitzavim-Vayeilej

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Foto Cortesía Pixabay

La historia del pueblo de Israel narrada en la Tora, es posible encontrarla nuevamente en cada una de las vidas de aquellos que por la infinita misericordia de nuestro Elohim (D-s) fuimos llamados, liberados y sacados de Mitzrayim (Egipto) para poder caminar con la cabeza erguida.

“Yo soy el Señor su Dios, que los saqué de Egipto para que dejaran de ser esclavos. Yo rompí las coyundas de su yugo y los hice caminar con la cabeza erguida.” [Levitico 26:13].

Una vez que somos liberados iniciamos la travesía por el desierto, travesía que nos llevará el tiempo necesario hasta que estemos listos y dispuestos para conquistar y poseer la tierra prometida. Ya han transcurrido 40 años en el deambular por el desierto, durante este tiempo han pasado diversas situaciones, como quejas, intrigas, rebeldías, alegrías, triunfos. El Eterno ha cumplido su palabra en la cual dijo a esa generación que salió de Mitzrayim (Egipto) que a la tierra solo entrarían las mujeres, los niños, los menores de 20 años, Yehoshua (Josué), Kaleb y sus familias.

La parashá Nitzavim-Vayeilech (Deuteronomio 29:9 – 31:30), inicia con los siguientes versículos:

Todos ustedes se encuentran hoy firmes ante HaShem, su Elohim: los jefes de sus tribus, los ancianos (sabios), los oficiales – todos los hombres de Israel (todos ustedes alude a que ante HaShem, todos ustedes -desde los dirigentes comunitarios hasta el leñador y el aguatero del pueblo- son todos igualmente importantes), los niños, las mujeres, el prosélito que viven con ustedes, incluso el leñador y el aguatero – para hacerte pasar al pacto de HaShem -tu Elohim- y (que aceptes) el juramento que HaShem -tu Elohim- celebra hoy contigo” [Deuteronomio 29:9-11 Tora Emet]

Aquí el Eterno está confirmando su alianza con el pueblo y sus generaciones venideras, es decir que nuestro Abba (Padre) también está confirmando contigo y conmigo su pacto. Estar firmes ante Él significa que podemos pararnos con la cabeza erguida sin ninguna coyunda porque ya nuestro yugo ha sido quitado, nuestro Elohim (Di-s) tiene promesas hermosas para nosotros y nuestra descendencia si seguimos su camino, cumplimos, andamos y guardamos sus preceptos. Y aun si nuestro corazón se aleja y se aparta de Él, tenemos la hermosa promesa de poder regresar a Él por medio del camino de la Teshuva (hebreo תשובה arrepentimiento).

Aquí podemos resaltar la importancia de nuestro andar, de ser firmes y valientes, esforzándonos en guardar el pacto con nuestro Abba (Padre) como individuos, como familia, como comunidad y finalmente como nación. Todos y cada uno de estos roles tienen promesas así como maldiciones si no cumplimos con lo que El Eterno nos ha ordenado por medio de su Tora.

Dice: “Todos ustedes”, dice TODOS, y como está comentado en la Tora Emet, esto hace referencia a que para Él Todos somos su pueblo, del más pequeño al más grande, del más sencillo al más sabio. Las promesas así como las maldiciones, consecuencia de la desobediencia, son para todos.

En nuestras manos está la elección entre la vida y la muerte:

“Hoy te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te multiplicarás, y el Señor tu Dios te bendecirá en la tierra de la que vas a tomar posesión.” [Deuteronomio 30:15-16]

La promesa nos es dada sí: Nos esforzamos, somos valientes teniendo siempre temor y amor por nuestro Abba (Padre), guardando sus preceptos y mandamientos. En el capítulo 31 de Devarim (דברים Deuteronomio), podemos encontrar como Moshé (Moisés) le recuerda al pueblo ser fuerte y valiente, no tener miedo porque Adonai (El Señor), arrasará con sus enemigos, también le repite dos veces a Yehoshua (Josué): esfuérzate y se valiente. Recordando las palabras citadas por nuestro Pastor Raul, en la Tora nada esta porque si y si algo se repite es porque nuestro Abba (Padre), quiere que prestemos mayor atención.

Por lo tanto su palabra nos advierte que tendremos que ser valientes para enfrentar gigantes, tendremos que subir la montaña, tendremos que ser esforzados en cumplir con los preceptos y mandamientos para que nos vaya bien, de seguro se nos presentarán pruebas de todos los colores tamaños y sabores; El Señor no prometió que sería sencillo ni fácil, prometió que estaría con nosotros e iría adelante batallando, abriendo camino si cumplimos con nuestra parte, por eso querida comunidad no debemos retroceder ¡Jamás! aunque nos sintamos cansados, sin fuerzas, aunque tengamos ganas de tirar la toalla, rendirse ¡Nunca!, esta no es una opción.

Nuestro sentir y nuestro anhelo debe ser el de caminar sobre sus palabras y sus promesas, debemos poder declarar: “Me deleito mucho en el Señor; me regocijo en mi Dios. Porque Él me vistió con ropas de salvación y me cubrió con el manto de la justicia. Soy semejante a un novio que luce su diadema, o una novia adornada con sus joyas.! [Isaías 61:10].

Que así sea su voluntad en nuestras vidas para que en el día del juicio podamos pararnos firmes ante nuestro Elohim (Di-s) y tener la certeza que vamos a salir bien librados, 

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