Al final de la parashat Naso, el Señor escribió dos versículos que resaltan un mismo hecho en dos tiempos diferentes:
“Las ofrendas de dedicación que los jefes de Israel presentaron cuando se consagró el altar fueron las siguientes: doce fuentes de plata, doce aspersorios de plata y doce bandejas de oro.” [Números 7:84]
“Los animales para el sacrificio de comunión fueron en total veinticuatro bueyes, sesenta carneros, sesenta machos cabríos y sesenta corderos de un año. Estas fueron las ofrendas para la dedicación del altar después de haber sido consagrado” [Números 7:88]
Esta es una carta del amado recordando los regalos de su amada al momento en el que se estaban dedicando el uno al otro, con amor el Señor quiso escribir lo que sucedió durante, pero también después de la consagración, ahora bien: ¿Qué escribiría tu pareja de tí en este momento en el que ya ha pasado algún tiempo juntos? ¿Recuerdas ese momento único del día de matrimonio, ese instante en el que con amor se vieron a los ojos y se declararon “אני לדודי ודודי לי” (Yo soy para mi amado como mi amado es para mí)? Claro que sabemos que lo recuerdas, el amor fluía y el cielo estaba más cerca de la tierra en ese hermoso día, pero ahora que ha pasado el tiempo y la efusividad ¿Qué es lo que estás ofrendándole a tu pareja? Presta atención a lo que estas ofrendándole a tu compañía eterna porque para el Señor es tan importante tanto el momento en el que se consagraron como el posterior.
Es nuestro deseo que el Señor acompañe nuestros matrimonios para que a lo largo de toda nuestra existencia nos podamos seguir ofrendando el uno al otro, con muestras de amor, admiración, afecto y por supuesto dedicación.