En los primeros versículos de la parashá Vayesheb (Génesis 37:1-40:23) encontramos una de las enseñanzas más importantes y tal vez una de las cosas más difíciles de trabajar en nuestra vida porque es un hábito tóxico que se nos permite mantener desde niños: el hablar mal.
“Esta es la historia de Jacob: Yosef siendo de edad de diecisiete años, apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilhá y con los hijos de Zilpá, mujeres de su padre; e informaba Yosef a su padre de la mala fama de ellos.” [Génesis 37:2]
Rashí nos cuenta que todo lo malo que Yosef observaba en sus hermanos se lo contaba a su padre para que él los corrigiera y por todo ello fue castigado posteriormente:
- Yosef decía que sus hermanos comían carne de un animal vivo, y por eso cuando lo vendieron sus hermanos “degollaron un chivo y mojaron la túnica de Yosef en sangre”
- Yosef decía que sus hermanos se degradaban entre sí llamando esclavos a los hijos de las ex-siervas Bilhá y Zilpá, y por eso Yosef fue vendido como esclavo.
- Yosef decía que sus hermanos eran sospechosos de promiscuidad sexual porque hacían tratos comerciales con las mujeres casadas del lugar, y por eso la esposa de Potifar alzó sus ojos hacia él.
En el primer capítulo del Sefer Jafetz Jaim se establece que está prohibido relatar información derogatoria de una persona aún si esa información es una verdad absoluta y se citan innumerables versículos que explican la gravedad de hacerlo, por ejemplo:
- “Maldito el que hiera a su prójimo ocultamente. Y dirá todo el pueblo: Amén” [Deuteronomio 27:24]
- “No andes difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonios. Yo soy el Señor.” [Levítico 19:16]
- “No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su pecado” [Levítico 19:17]
En la Brit Hadasha por supuesto también hay innumerables exhortaciones:
- “No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes. »¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la astilla del ojo”, ¿cuándo ahí tienes una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.” [Mateo 7:1-5]
- “Hermanos, no hablen mal unos de otros. Si alguien habla mal de su hermano, o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga. Y, si juzgas la ley, ya no eres cumplidor de la ley, sino su juez. No hay más que un solo legislador y juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo? [Santiago 4:11-12]
- “No se quejen unos de otros, hermanos, para que no sean juzgados. ¡El juez ya está a la puerta!” [Santiago 5:9]
El hablar mal es el primer pecado en la biblia, la serpiente combinó lashón hará (el chisme) y rejilut (la maledicencia) para destruir la comunión que tenía el hombre con su Creador, y tal vez no existe otro pecado al que Elohim haya asignado una enfermedad para corregirnos de inmediato:
- “Cuando se trate de una infección de la piel, ten mucho cuidado de seguir las instrucciones de los sacerdotes levitas. Sigue al pie de la letra todo lo que te he mandado. Recuerda lo que el Señor tu Dios hizo con Miriam mientras andaban peregrinando, después de que el pueblo salió de Egipto.” [Deuteronomio 24:8-9]
Después de todas las pruebas, Yosef entendió que la voluntad de HaShem es que seamos protectores de la reputación de nuestros semejantes porque solo Él es juez, y por eso cuando Yosef termina la interpretación del sueño del copero, le pide que no se olvide de él y le explica su situación sin juzgar a sus hermanos:
“Yo le ruego que no se olvide de mí. Por favor, cuando todo se haya arreglado, háblele usted de mí al faraón para que me saque de esta cárcel. A mí me trajeron por la fuerza, de la tierra de los hebreos. ¡Yo no hice nada aquí para que me echaran en la cárcel!” [Génesis 40:14-15]
Querido lector “Guarda tu lengua del mal, Y tus labios de hablar engaño” [Salmo 34:13]