En este momento estás viendo Golpe con golpe yo pago, beso con beso devuelvo – Parashá Miketz

Golpe con golpe yo pago, beso con beso devuelvo – Parashá Miketz

Compártenos
Foto Cortesía de Pixabay

Con esta “ley del amor” otra hubiese sido la historia de Israel. Después de leer la Parashá (Porción de la Escritura) llamada Miketz podemos inferir que Yosef (José) además de tener el don de interpretación de sueños y el don de ser un excelente administrador (El Señor le hacía prosperar en todo lo que emprendía), el principal atributo que hubo en él fue la misericordia, esa añorada manera de discernir las situaciones para compadecerse de los demás y ayudarlos aun cuando te hayan herido en lo más profundo de tu corazón, y sobre esto deseamos hablar contigo querido lector. Recuerda y reflexiona un poco antes de seguir: Cuando discutes con tu pareja, ¿Cuánto tiempo te toma restablecer tu relación?, cuando alguien te ofende, ¿Cuál es tu actitud, la del coro de la canción de Pastor Lopez?, cuando tus hijos te desobedecen, ¿los castigas o los disciplinas?, ¿Cómo estamos de altivez?, una última pregunta: Si HaShem (el Nombre) es misericordioso contigo, lento para la ira, ¿por qué tu no lo eres para con los demás? Que admirable es la disposición de Yosef, que dominio propio, que amor! Analicemos su actitud por partes:

Yosef llevaba 12 años en un calabozo cuando el Faraón lo hace llamar para probar el alcance y capacidad de sus dones, a lo que Yosef de entrada responde: “No soy yo quien puede hacerlo, sino que es Dios quien le dará al faraón una respuesta favorable”, no fue fácil para Yosef comprenderlo, a el Señor le tomó un “tiempito” tratarle su personalidad. Pero es aquí donde encontramos el primer consejo de Yosef para combatir la altivez: No te vanaglories, porque no eres tú quien sabe, no eres tú quien puede, recuerda y nunca olvides que es HaShem quien responde. “Así dice el Señor: «Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el poderoso de su poder, ni el rico de su riqueza. Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de comprender que yo soy el Señor, que actúo en la tierra con amor, con derecho y justicia, pues es lo que a mí me agrada -afirma el Señor -” [Jeremías 9:23-24].

Nuestro Abba (Padre) a veces decide que lo mejor para nosotros es aislarnos por un tiempo para tratar nuestros defectos, a Yosef lo mantuvo en un calabozo por años probablemente para tratar su arrogancia para luego poderlo convertir en instrumento de bendición para los demás. El segundo consejo que encontramos es que podemos llevar mucho tiempo viviendo en un hueco espiritual, donde reina la oscuridad y la dificultad, pero de algo podemos estar seguros, y es que HaShem no se ha olvidado de nosotros y nos hará purificarnos para presentarnos ante Él a su debido momento, porque nuestro Padre es misericordioso y justo, “He pecado contra el Señor, así que soportaré su furia hasta que él juzgue mi causa y me haga justicia. Entonces me sacará a la luz y gozaré de su salvación.” [Miqueas 7:9]. Así que todos tranquilos, más allá de hacer cuentas dentro del hueco y en lugar de pensar que hubiésemos hecho si se devolviera el tiempo, oremos pero con convicción para que la luz llegue.

Volviendo al relato, Yosef gana la confianza del Faraón y ahora ostenta un cargo importante en el Imperio Egipcio y poco antes de llegar a los años de escasez, Yosef tiene dos (2) hijos: al primero lo llamó Menashé (Manasés) – que significa Olvidar – y al segundo Efraim (Efraín) – que significa dar fruto, ser provechoso. Tercer consejo de Yosef: cuando salgas de una situación espinosa, no te detengas dándole vueltas a lo que pasó, da gracias a HaShem porque la vida continuó para ti, y aunque puedes tener la completa certeza de que a la vuelta de la esquina te espera una nueva prueba, no te escondas, procura dar fruto, ser útil en el reino de Adonai (el Señor), busca trascender inspirando y no espirando por favor.

Y llegamos a uno de los pasajes más conmovedores de esta parashá y es cuando Yosef se reencuentra con sus hermanos y en lugar de tomar venganza, en medio de llanto inventa toda una estrategia para reunirlos a todos y sin rencor darles más que suficiente para que ellos y sus familias encuentren sustento en medio de la dificultad. Y aquí quisiéramos resaltar otros atributos que nuestro Padre tiene y a los que deberíamos acudir cuando tengamos dificultades en nuestro matrimonio, con nuestros hijos, hermanos, vecinos, o en Transmilenio! “El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. No sostiene para siempre su querella, ni guarda rencor eternamente. No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades” [Salmo 103:8-10]. Querido lector, al igual que Yosef cuando tengas mucha rabia contra alguien, cuando te confronten procura tener dominio propio y que sea difícil enojarte y si peor aún empiezas a recordar situaciones de decepción que has vivido con esa persona (con un compañero de trabajo, con tu pareja o con tus hijos por ejemplo), recuerda que ni siquiera el Señor guarda para siempre nuestras faltas y mucho menos nos guarda rencor por ellas, entonces ¿por qué tu si lo haces?

Eso de enojarse lento y perdonar es fácil de escribir, pero que complicado es llevarlo a la práctica! La verdad para Yosef tampoco fue fácil porque el mismo relato cuenta que cuando veía a sus hermanos, él se ausentaba a llorar y apenas cobraba animo volvía para afrontar la situación. Perdonar no es fácil pero a menos que todos seamos unos ángeles tenemos que hacerlo “Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas.” [Mateo 6:14-15]. ¿Aún te quedan dudas de la importancia de perdonar?, no esperemos a Yom Kipur (Día de la Expiación) porque ¿con que cara a diario le pides perdón al Señor si tu no lo haces ni siquiera con tus seres más allegados? Por eso Yeshua (Jesús) les dijo a los fariseos “Pero vayan y aprendan lo que significa: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios.” Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores.” [Mateo 9:13], nosotros interpretamos esta palabra como que cumplir Toráh (la Biblia), ayunar, diezmar, separar la Tzedaka (Ayuda Social), orar, todas esas cosas tienen sentido si demostramos una verdadera de disposición de ayudar a los demás, de perdonar a tu esposo(a), de corregir más que castigar a tu hijo(a) y de ser útiles en su reino empezando por dar ejemplo. Hay mucho por hacer en nuestra vida personal, ¿no te parece? Nuestro deseo final querido lector es que después de esta reflexión le dediques un tiempo de oración al Señor para reconocer la altivez que puedas tener en tu corazón, que el Señor te conceda sabiduría en esas fracciones de segundo que se necesitan antes de tomar malas decisiones y herir a alguien en su alma y que puedas llamar ya a esa vieja amistad, a ese hermano(a), a ese padre o madre, a ese hijo(a), a tu esposo(a) y obtengan el perdón juntos, sigan adelante y así puedan recibir a un Menashé y a un Efraim en sus vidas.

Deja un comentario