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¿Juntos pero no revueltos? – Parashá Sheminí

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Foto Cortesía Pixabay

En la Parashá Sheminí (Levítico 9:1-11:47), Aáron estaba recién ordenado como Sacerdote, y su primer acto público consistía en presentar un sacrificio expiatorio, uno de comunión y un holocausto al Señor para que en ese día, el octavo por cierto, Elohim (Dios) se manifestara entre el pueblo de Israel. Pues bien, Aáron hizo todo como se lo habían ordenado y al final relata Levítico 9:22 que levantó sus manos, bendijo al pueblo y se retiró del Altar, pero un momento… ¿y HaShem?, Él había prometido mostrar su gloria ese día, sin embargo no lo hizo. Por un momento pongámonos en los zapatos de Aáron, él estaba recuperando su autoestima después del incidente del becerro de oro, Adonai (el Señor) después de todo y por su gran misericordia no solo lo perdonó sino que además le otorgó el puesto más alto de sacerdocio, y en su primer acto de ejercicio público se esmera por hacer todo bien pero por alguna razón HaShem (el Nombre) no se presenta!!!, ¿te imaginas que pudo sentir Aáron?, ¿qué pensó su hermano Moshé (Moisés)?, ¿qué pensó el Pueblo que estaba esperando a HaShem?. Y es en este momento cuando Aáron se retira del altar, posiblemente preocupado y angustiado pero vamos a estudiar cómo es que el Amor entre hermanos es lo que permite que esta historia, así como la de nuestra vida, termine bien.

Volvamos al relato, uno podría suponer que cuando HaShem no se manifestó Moshé y Aáron se miraron, así como cuando uno se mira sin saber que pasa, y narra Levítico 9:23 que ambos entraron a la tienda de reunión y aquí Rashí propone dos (2) razones por las cuales hicieron esto (esta información está en el documento de la Parashá Sheminí de la Kehilat Yovel), la primera es que Moshé le iba a enseñar a Aáron la manera en que se debía quemar el incienso y la segunda es que entraron para suplicar juntos a HaShem para que enviara su Shejiná (Presencia). La verdad es que el relato de la Toráh no da detalle de lo que hicieron al interior de la carpa pero lo que si es cierto es que acto seguido salieron y entre ambos bendijeron al pueblo después de lo cual la gloria del Señor se manifestó a todo el Pueblo.

Para contextualizar la solución, primero debemos entender los roles complementarios que tenían Moshé y Aáron. Explica el comentarista de la Torat Emet que el trabajo espiritual de Moshé consistía en atraer la divinidad del Cielo a la tierra, en ser ese mediador que hacia todo lo posible para que HaShem inundará de espiritualidad la materia, mientras que el trabajo de Aáron era lo contrario, consistía en presentar las ofrendas del Pueblo a HaShem, en tratar de elevar a Israel al plano Celestial. Esto nos permite entender que HaShem nos dotó con diferentes habilidades (algunos son buenos oradores, otros buenos consejeros, otros buenos cantores, otros buenos maestros, otros buenos escritores, etc.) para que por medio de diferentes roles, todos complementarios, edifiquemos juntos el cuerpo del Mashiaj (Mesías) en unidad de Fe [Efesios 4:11-13]. Aquí hay un llamado para ti… si para ti, identifica aquellos dones y habilidades que te otorgó tu Padre Celestial y busca servirle a Él, por favor concentrémonos en una pregunta: ¿A dónde llegaría nuestra comunidad si todas las personas como tú buscaran poner todo su talento al servicio de quien se los dio (El Señor)?, esta comunidad la heredaran nuestros hijos, contribuyamos a edificar Ministerios, hay mucho campo de acción para todos.

Concentrémonos ahora en Moshé: que bien lo que hizo Moshé!!!. Este hombre en medio del estrés de la situación, una vez más se abstrajo de todo y se apresuró a auxiliar a su hermano, él sabía lo crítico del momento y a pesar de no ser su responsabilidad ni su rol, y a diferencia de lo que vemos cotidianamente en nuestros trabajos, él se apersonó del problema, se reunió e hizo todo lo que tenía que hacer con la persona que estaba haciendo frente al tema, y entre ambos salieron con una solución que el Señor avaló y bendijo mediante su presencia, a lo cual obviamente el pueblo respondió con júbilo. Ya lo decía el Melej David (Rey David): “¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía!” [Salmos 133:1]. Moshé bien podía haber dejado a su hermano patinando en el problema, finalmente Aáron oficial y públicamente ya había sido nombrado como gran Sacerdote para que fuera él quien tratara y resolviera estos temas, pero No, sencillamente no lo dejo solo y fue una decisión que Él Señor respaldó. Aplícalo a tu vida, a tu relación matrimonial, a tu trabajo, el Señor te respalda: “En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes.” [1 Pedro 3:8].

Ahora bien, no solo debemos ayudar sino que además debemos esmerarnos en que tu servicio sea idóneo. Nuestro Abba (Padre) nos enseña la manera:

  1. Hazlo con amor: ante la dificultad de los demás, de nuestra pareja, de nuestros hijos, de nuestros comunitarios, tenemos que acudir y ayudar, y sea lo que sea que hagas hazlo con amor: “Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto” [Colosenses 3:14].
  2. Ten empatía: una manera de evitar la tentación o sensación de ayudar por vanidad o por egoísmo es que procures entender el problema como tuyo propio para así encontrar una solución en unidad de pensamiento y alma. “Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Mashiaj, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.” [Filipenses 2:1-3]
  3. Se humilde: es muy probable que durante el estrés de la situación afloren discusiones ante lo cual debes mantenerte respetuoso(a) y reservado(a). “Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben.” [Romanos 12:16]
  4. Rompe posiciones: uno de las sugerencias en negociación y superación de conflictos es no asumir posiciones porque generan orgullos que después desvirtúan las soluciones sencillamente por temas de ego. Más bien siempre fija y enfoca la discusión a cómo lograr el propósito. “Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito.” [1 Corintios 1:10]

El mundo está pasando por un momento de transformación importante, nuestro Abba nos está haciendo el llamado una vez más, nos está invitando a ubicarnos en diferentes posiciones, a ser parte de su perfecto cuerpo y a asistir a otros a encontrar su lugar (deberíamos interiorizar [1 Corintios 12:12-27]), y durante este proceso algunas veces seremos el Aáron que tiene dificultades para llevar a feliz término su tarea y algunas veces seremos el Moshé que ve en dificultades a su hermano para cumplir la suya y debe correr a socorrerlo. A la fija tú tienes un talento, tienes un rol porque el Eterno te llamó con un propósito, es tu deber ejercerlo, honrémonos y ayudémonos mutuamente en este proceso y veremos que el Señor nos respalda como comunidad.

“Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente” [Romanos 12:10]

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