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SWEET: El amargo saber del chisme – Parashá Tazria-Metzora

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Foto Cortesía Pixabay

En las parashá tazria-metzora (Levítico 12:1-15:33) el Señor principalmente nos enseña la manera en la que se deben identificar y tratar diferentes afecciones cutáneas, quemaduras, moho, infecciones, etc. Clásicamente se estudian las infecciones porque espiritualmente se asocian con la repercusión física que recibe una persona maledicente, la cual tendrá una afección visible en su cuerpo debido a la enfermedad espiritual conocida en hebreo como Lashón Hará (לשון הרע).

Hay seis cosas que el Señor aborrece, y siete que le son detestables, la mitad de las cuales se relacionan con nuestro hablar: los ojos que se enaltecen, la lengua que miente, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que hace planes perversos, los pies que corren a hacer lo malo, el falso testigo que esparce mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos. [Proverbios 6:16-19]

La maledicencia es tan infecciosa, tan dañina que según Rashí, el Señor ordena que a la persona que la porta se le debe aislar inclusive de otras personas igualmente impuras, puesto que por medio de la maledicencia esta persona causó división a otras personas entonces, “medida por medida”, a esta persona también se le debe aislar de todo el mundo:

La persona que contraiga una infección se vestirá de harapos y no se peinará; con el rostro semicubierto irá gritando: “¡Impuro! ¡Impuro!”, y será impuro todo el tiempo que le dure la enfermedad. Es impuro, así que deberá vivir aislado y fuera del campamento.” [Levítico 13:45-46].

También es bajo este principio de “medida por medida” que Rashí nos explica la razón por la que el Señor ordena utilizar cuatro (4) cosas en el proceso de purificación descrito en Levítico 14:1-4:

El Señor le dijo a Moisés: «Esta es la ley que se aplicará para declarar pura a una persona infectada. Será presentada ante el sacerdote, quien la examinará fuera del campamento. Si el sacerdote comprueba que la persona infectada se ha sanado de su enfermedad, mandará traer para la purificación de esa persona dos aves vivas y puras, un pedazo de madera de cedro, un paño escarlata y una rama de hisopo.

Para declarar pura a una persona previamente infectada, se debe sacrificar a un ser vivo cuya comunicación se basa en chirridos y en el procedimiento se involucran otros elementos que contrastan la altivez de este tipo de pecado con la humildad que debemos expresar al hablar:

  • 2 aves: dado que se está rectificando el hablar neciamente, en el sacrificio se utilizan animales que constantemente emiten sonidos.
  • El cedro es un árbol de gran tamaño que puede alcanzar hasta los 50 metros y se utiliza como una referencia simbólica a la altivez con la que se comporta el hombre maledicente.
  • El paño se trataba de un pedazo largo de lana en forma de lengua (lashon S3956 לָשׁוֹן) teñido de color carmesí.
  • El hisopo es un árbol de poca altura y es una referencia simbólica a la humildad que debe demostrar una persona que ha sanado.

Al leer el libro de proverbios (Mishlei) se aprende que la sabiduría sólo la alcanzaremos cuando nuestra alma inhale el amor y exhale el temor por nuestro Di-s, y será en ese proceso donde el Señor nos enseñará que la fuente de vida es la boca del justo porque sus labios le son instrumento de protección y no de perdición, que nuestro corazón debe meditar y saber guardar silencio para dar respuestas adecuadas en el momento oportuno, que debemos habituarnos a refrenar nuestra lengua y que solo abriremos nuestros labios para orientar, para brindar alivio, porque quien habla el bien del bien se nutre.

Querido lector, “el que ama la pureza del corazón y tiene gracia al hablar tendrá por amigo al rey” [Proverbios 22:11]

Las fuentes referidas para este escrito son:

  • Biblia Nueva Versión Internacional
  • TANAJ edición KATZ. Editorial Jerusalem de México

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