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Y se llegó PESAJ!

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Foto Cortesía de Pixabay

La fiesta de Pesaj es una de las tres (3) citas obligatorias a las que el Señor nos convoca (Éxodo 23) y a la que lógicamente nuestro Señor Yeshua acudió (Lucas 22:15). En esencia esa noche lo que hacemos es una RECORDACIÓN de algo que ya pasó y un adelanto de las cosas que están por venir, en esta ocasión quisiéramos compartir una pequeña enseñanza que el Señor nos regaló.

Si bien Di-s es misericordioso, también es justo y todo pecado exige un pago y dado que la vida de toda criatura está en la sangre, HaShem indicó que la manera de hacer expiación por nuestros pecados era ofreciendo el sacrificio de un animal en el altar (Levítico 16) porque de alguna manera esa sangre entregaba una vida a cambio de la nuestra. En Pesaj, se siguió este estatuto en donde las personas se protegían del juicio de Elohim con la sangre del cordero (para nosotros Yeshua) que era señal y protección durante el juicio del ángel destructor (que para el mundo está por llegar).

En hebreo Éxodo 12:13 dice “וְהָיָה֩ הַדָּ֨ם לָכֶ֜ם לְאֹ֗ת עַ֤ל הַבָּתִּים֙ אֲשֶׁ֣ר אַתֶּ֣ם שָׁ֔ם”, la traducción más fiel que encontramos es “Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.” [RVR 1960]

Al analizar con detenimiento este pasaje encontramos que la sangre del cordero es una señal para quienes están al interior de las casas más que para el ángel destructor, finalmente Él viene de parte de Di-s y conoce quien es quien, y lo único que hace es un barrido administrando justicia a quien no esté cubierto en ese pacto de perdón. En otras palabras, quien tiene que buscar reconocer la sangre es quien necesita el perdón y no quien lo provee, somos tu y yo quienes tenemos que identificar a nuestro cordero y su sangre más no Di-s que es quien lo provee. Por eso, dice Rashi, en cada casa hebrea de Egipto los dinteles fueron cubiertos con sangre de puertas para dentro.

Conceptualmente esto tiene profundas repercusiones en nuestro actuar porque el mandamiento implica que en donde tiene que ser completamente claro que estamos cubiertos por la sangre de Yeshua es en la intimidad de nuestro hogar, porque de nada sirve que seamos los más justos, los más generosos, los más espirituales con terceros y no lo seamos en primer lugar con nuestra propia pareja e hijos. Con esto se concluye que es inaceptable que le hables y enseñes de Di-s a desconocidos y no lo hagas a tu propia familia, que seas el mejor amigo de todo el mundo y no de tu pareja e hijos, que seas el más generoso con terceros menos con tu parentela, nada de eso tiene sentido.

“Luego los sacó y les preguntó: -Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo? -Cree en el Señor Yeshua; así tú y tu familia serán salvos -le contestaron. Luego les expusieron la palabra de Di-s a él y a todos los demás que estaban en su casa.” [Hechos 16 30:32]

Nuestro principal ministerio está en nuestro hogar, el estar o no en pacto con el Señor es relevante si lo demuestras principalmente al interior de tu hogar de tal manera que quien este juzgando desde afuera lo haga favorablemente.

“Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.” [Gálatas 6:10]

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